sábado, junio 12

¡Demasiado silencio!



No hagas ruidos. Camina despacio, no llames la atención. No respires... Conten el aliento. ¿Donde estamos? ¡detente!

Oh noche, ¿que es esto? ¿acaso fuiste complice todo este tiempo? ¿acaso tu tambien ahora me abandonas? ¿estoy despierto? ¿estoy soñando?

Demasiado silencio, sólo queda el silencio... Pero no el de siempre, no como el que no suena. este es diferente, este es helado, este desgarra, este paraliza, este es inexpugnable.

Oh noche, tan amada y tan temida, amante tan querida, ¿que haz hecho? No me mires de esa forma, que me rompes el corazón, y es lo unico que a estas alturas me queda.

viernes, junio 11

Silencio!!!

Sólo queda el silencio. Ya no hay batallones, ni soldados, ni lamentos, ni gritos, ni batallas, ni vencedores, ni vencidos. Sólo queda el silencio. Aquel que era un mal augurio, y que a ratos sonreía entre velos tan absurdos como oscuros.

Solo queda el silencio, y algunas cicatrices que evocan ciertos sonidos. Ni pisadas, ni rastros.... sólo queda el silencio.

La luz trae consigo esa sensación que puede engañarnos y que nos dice "aqui nada ha pasado"; cuando el pasado, tan reciente como olvidado, aun camina por nuestro lado.

Sólo queda el silencio, ese que se encuentra cuando la sonriza tibia de la fria noche finalmente te alcanza, y te cobija, y te resguarda.

Sólo queda el silencio, nisiquiera mi voz se escuha tras este muro. Nada perturba el santuario; nada bueno, ni nada malo. he dado unos cuantos gritos, pero són en vano. ¿alguien me acompaña?... ¿quizás?

Tan sólo estoy parado en silencio y descalzo.

oh noche...

De rodillas y jadeando. Desesperado. He logrado encontrar un momento entre todas las batallas de esta noche.

Hay un silencio de muerte. Es un silencio de mierda. En esta noche todo cruje. Los ruidos son exaltados, los miedos son reanimados, y constantemente estoy siendo asediado.

La fiebre, los miedos, el pasado, las dudas, la conciencia, los problemas, los fantasmas más viejos, todos, se han unido y confabulado. Mientras yo ¿Qué tengo para defenderme?

Nada.

Estoy a mi suerte, estoy a su suerte. Estoy en sus manos. No puedo cerrar los ojos, no puedo mantenerlos cerrados. Lo intento, pero la batalla está perdida.
Me cuesta respirar y algo se retuerce en mi pecho. ¡Estoy agotado! ¡Estoy agobiado! ¿Qué quieren de mí?; Yo no quiero nada de ustedes. ¿No ven que no tengo más fuerzas? ¿que no opongo resistencias? Dame por fin el golpe de gracia, ¿a qué estamos jugando?; estoy desarmado, estoy sudando… estoy temblando… estoy de rodillas y jadeando.

La fiebre; no puedo más. La fiebre; por favor, déjenme en paz. La fiebre… ha atraído a todas esas hienas que mordisquean y ríen, que huelen y husmean, que hacen rondas y que apuntan; estas hienas cobardes pero letales.

Oh noche, gran maestra, que eres y has sido la más grande cómplice de quien te brinda compañía, que has sido testigo de los momentos más memorables y de los más despreciables. Oh noche, te imploro, no ampares este desamparo, te lo ruego, estoy de rodillas y aun estoy jadeando. Oh noche amante y confidente, porfavor, vuelveme a sonreir.