... entonces cerré mi ojos y después de un rato al fin me
quedé dormido.
Y me encontré en un lugar hermoso, todo era ¡tan
delicadamente perfecto! Era un paisaje en el fondo muy común... un pradera
verde, algunos árboles, el cielo con unas nubes cruzando lo de par en par, unas
montañas se asomaban al fondo observando desde las alturas mi cara de
incredulidad.
Si, en el fondo era muy común, pero no en la forma. La
verde pradera era simplemente perfecta. cada ciertos tramos tenía un poco de
maleza para que se sintiera totalmente real. En ella crecían las flores más
grandiosas que mis ojos jamás volverán a encontrar; en colores que hacen que la
más roja de las rozas sea un pálido fantasma que murmura desde las sombras y la
oscuridad.
Los arboles fueron tallados a mano, por la mano de aquel
constructor arduo y paciente que construye al mundo, pero estos arboles eran un
tallado excepcional. Sus hojas y sus ramas cobijaban la vida y te invitaban a
sumergirte en la alegría de estar vivo, de sentir cada partícula de vida
corriendo por tu cuerpo, abrazándote con sus manos llenas de amor. De pronto
alguna criaturas se dejaban entre ver jugueteando en las copas.
El cielo era tan cristalino que reflejaba todo lo que
estaba abajo, y era tan quieto y apacible que dejaba ver el esplendor de las
estrellas, mientras los rayos del sol caían como cascadas doradas por las laderas de las montañas hasta bañar
por completo las costas verdes y floridas a sus pies.
Estaba simplemente de pie, en éxtasis, disfrutando lo que
mis ojos me estaban regalando... Hasta que de pronto mi visión se quebró. De un
segundo a otro, a pesar de que todo seguía ahí, de pronto su perfección se
había quebrado.
Alguien se la había robado. A su lado, todo lo demás
parecía un vertedero. No sólo era perfecta... ella era la perfección. Esa mujer
se acercó a mi. Caminaba mirándome a los ojos, sin sacarme la vista de encima
en ningún momento. De todo lo bello que alguna vez mis ojos vieron, y
posiblemente alguna vez podrán ver, ella era lo mejor, simplemente lo mejor y
más bello y delicadamente perfecto que mi vida experimentó.
Yo salí a su encuentro, con mi corazón gritando hasta
casi romperse la garganta. Nos detuvimos. Allí estábamos, frente a frente. Ella
lentamente puso su mano en mi pecho; yo puse la mía en su cintura, nos perdimos
en una larga mirada, hasta que finalmente nos besamos. y por primera vez
entendí lo que significa estar vivo, por primera vez probé el sabor de la vida
misma.
Entonces, con la misma delicadeza comenzó a alejarse, y
de pronto se volvió para mirarme una vez más y sonreírme... Entonces dije:
Eres un regalo, un don; tan inesperado que no sé si habré
de merecer. Eres la luz que trae el alba, eres todas las razones, eres todas
las soluciones. Eres lo que siempre he soñado, eres lo que siempre había
esperado, eres todo lo que siempre me pregunte si existías.
Volvió a sonreírme, y siguió alejándose.
Entonces de súbito desperté. Otra vez estaba en mi pieza,
en mi casa, y me sentí abrumado y muy
apenado, con un dolor terrible, de saber
que sólo había sido un sueño... y de pronto, sonó el teléfono; lo contesté y escuché
tu voz. Entonces me di cuenta, así sin
más, que la mujer de mis sueños, eras tú.