La capa de ozono de la Tierra, que protege al hombre de las dañinas radiaciones ultravioletas emitidas por el Sol, está experimentando una lenta recuperación, según un estudio divulgado hoy por la revista científica británica "Nature".
Un equipo de expertos estadounidenses y daneses ha llegado a esa conclusión tras comprobar la eficacia del Protocolo de Montreal (1987), ratificado por más de 180 países, que prohíbe la contaminación de las emisiones de gases cloro-flurocarbonos (CFC).
Los investigadores, dirigidos por la profesora Betsi Weatherhead, de la Universidad de Colorado (EEUU), han constatado que los niveles de ozono se han estabilizado o aumentado sólo ligeramente en la última década.
Estos científicos han llegado a esa conclusión tras examinar la información recopilada por satélites y observatorios terrestres, así como los datos de catorce estudios.
Otros factores que han contribuido a frenar la erosión de la capa de ozono, situada a una altura de hasta 32 kilómetros en la estratosfera de la Tierra, son varios efectos atmosféricos naturales como los cambios de la temperatura del aire, la influencia del ciclo solar de once años y la ausencia de una gran actividad volcánica.
"Ahora creemos que la capa de ozono está respondiendo a la reducción de los niveles de cloro en la atmósfera debido a la estabilización y disminución de los gases CFC", explicó Weatherhead.
Según la profesora, "la mayor parte de las mejoras se corresponden con lo que esperábamos de la aplicación del Protocolo de Montreal".
Sin embargo, la directora del estudio advirtió de que el proceso de recuperación de la capa de ozono aún afronta "varias incertidumbres", como las repercusiones de los gases de provocan el efecto invernadero o calentamiento global de la Tierra.
"En cincuenta años, los gases CFC no serán el factor dominante para controlar el ozono. Por contra, creemos que los factores serán los gases del efecto invernadero, el óxido nitroso y el metano", señaló la investigadora.
En los años ochenta, los científicos se alarmaron al detectar la amplitud de la destrucción de la capa de ozono provocada por los gases cloro-flurocarbonos usados en aparatos de refrigeración y aire acondicionado, aerosoles y productos de limpieza industrial.
No obstante, el llamado "agujero" de la capa de ozono sobre la Antártica ya se había descubierto en la década anterior.
A fin de atajar este problema, el Protocolo de Montreal fue suscrito en 1987 para reducir la producción de gases CFC, halones y bromuro de metilo, cuya presencia en la atmósfera es considerada la principal causa del desgaste en la capa de ozono.