Carreteras desconocidas adelante.
los pies heridos descalzos
llevan restos de alegrías;
y mojados de las aguas
que caen desde el alma
amargo torrente que mana
de la tala de los sueños:
sabia de las ramas
del bosque hoy marchito,
antigua morada
de nuestras tardes y noches,
frente a frente entrelazados.
Pasos cortos inseguros
Desorientados como necesitados
De las estrellas protectoras.
El viento grita desde oscuros rincones
El pecho, de pié ante el camino,
Se aprieta al oir los gritos
Que ya ni siquiera entiende.
Que ya ni siquiera entiende.
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