Soñé de ti y de mi.
Entrelazados en una obsesión ninfómana,
mientras miramos el universo eterno
de tus ojos y los míos.
Ardemos en el fuego del deseo cósmico,
capaz de encender la lluvia
y fundir los huesos de dos cuerpos
en el ritmo hipnótico de tu carne y la mía.
Soñé con tus brazos mojados.
Portones cerrados, captores.
-Mi alma desnuda su presa-
Enredaderas inquietas
que asfixian de vida mis caminos
que riegan con su rocío mis campos:
caudal furioso de pasión que desdibuja
las fronteras de tu carne y la mía.
Soñé con el canto de tu ser
rítmico y constante.
Latidos que encuentran eco en tus pechos;
exaltados por cada recodo de tu silueta.
Sincronía mutua de dos bailarines
danzantes hasta la eternidad del cosmos,
juntos de la mano y de la boca,
hasta los confines de tu carne y la mía.
Luego, el silencio.
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